23 de febrero de 2014

Infoxicación y competencia de gestión

La infoxicación es un neologismo acuñado por el físico y experto en comunicación Alfons Cornella, en un afán de definir esa fatiga de información por el volumen creciente de estímulos que nos asalta diariamente.
Si bien podría atribuirse esa fatiga informativa al avance tecnológico, no todo parte de ahí, sino por la búsqueda constante de estímulos informativos y una agobiante sensación de angustia y vacío informativo, que se llena con más información, por lo que surge una nueva patología: la infomanía (ansiedad por informarse).
Los jóvenes de hoy día son los que llamamos “nativosdigitales” porque nacen en una época de avance de la tecnología digital, puesto que se ha pasado del dispositivo fijo al dispositivo móvil y ya tienen acceso a la información así como interactuar unos con otros desde cualquier lugar, lo que favorece que sean medios interactivos. Están acostumbrados a saltar de un tema a otro, como navegar por internet como el que hace zapping con el mando de la televisión. Pero realmente, ante tanta información no hay tiempo para analizarla, digerirla, contrastarla…todo parece igualmente importante y urgente. Ejemplo de ello, cuando se les ofrece la posibilidad de utilizar el móvil o el ordenador para buscar algún tipo de información, les basta el primer enlace que aparece, o en todo caso, tras una vista rápida, pasan al segundo enlace. Ante la multiplicidad de enlaces, información, captar el interés de usuarios es un tremendo desafío y al final acaban desinformados.

Causas para estar "infoxicados":

  • Se recibe una gran cantidad de información que no hemos solicitado ni nos es útil.
  • Se busca más información de la necesaria para tratar de comprobar que la que se tiene es la correcta.
  • Se va a lo seguro tratando de obtener toda la información posible del tema.
  • Se guardan textos, fotos, enlaces, archivos en general, por si resultan útiles en un futuro.
Consecuencias de esa "infoxicación":
  • Saturación mental y estrés. Nuestro nivel de procesamiento necesita tantos descansos periódicos como trabajar enfocado en una sola tarea.
  • Ansiedad. Tanta información se considera prioridad en la vida, lo cual genera angustia si no pueden leerse y responderlos en tiempo real.
  • Falta de productividad en los hábitos relacionados con la comunicación. Enlazado con la ansiedad se une la incapacidad para desconectar, incluso en reuniones con amigos.
  • Falta de concentración e incluso sentimiento de caos cuando, por un fallo en la red, se detiene el flujo de información.
Soluciones para combatir la sobrecarga informativa:
  • Suscribirse a RSS para obtener en un solo sitio los titulares actualizados de los temas de interés, sin necesidad de navegar por distintos sitios webs.
  • Crear carpetas para organizar la información que llega por correo electrónico. Al principio puede ser engorroso, pero ayuda a ahorrar tiempo de búsqueda.
  • Utilizar etiquetas que optimizan la búsqueda de información, que si es realizada por todos, permite una clasificación colaborativa.
  • Medir la capacidad de lectura por día y el tiempo de exposición a la información, ya que por más suscripciones que se tenga, no quiere decir que se lea todo lo que se recibe.
En definitiva, es necesario diseñar instrumentos que permitan reducir el ruido información que recibimos y aumentar la productividad del tiempo de atención de que dispone el usuario. Algunas de esas herramientas organizativas pueden ser Netvibes que permite organizar los recursos y herramientas para acceder a ella de una vez, así como con el uso de etiquetas con la que clasificar y organizar la información que consultamos en las distintas redes, perfiles sociales…o Symbaloo que permite también guardar páginas y compartirlas con otras personas incluyendo una versión para estudiantes y educadores.

Así, la competencia digital pasaría por cuestionarse sobre qué se quiere estar informado, dónde se va a buscar, cómo se va a buscar, cómo se gestiona esa información, cómo se filtra y cómo se aplicará. ¿Están nuestros alumnos y alumnas preparados para ello?, ¿nosotros como docentes estamos preparados ante esa avalancha de información?, ¿conocemos y/o tenemos las herramientas necesarias para sobrevivir a la infoxicación?, ¿somos capaces de transmitirlas a nuestro alumnado? En cierta medida, creo que estoy infoxicada pero las soluciones que planteaba son las que intento llevar a la práctica y que por tanto, transmito a mis alumnos para que sean conocedores de la información que les rodea sin sentimiento de angustia, tensión o estrés cuando no encuentran algo o hay excesiva información para consolidarla en una sola.

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